Creme Puff de Max Factor, desde 1953 y hasta el infinito.
24.7.14
Que un producto pase 61 años en el mercado cosmético no es algo que se vea todos los días. Y si encima su formulación casi no cambió, señoras, eso no es común. Con uds. el Creme Puff de Max Factor, un polvo compacto para tener en cuenta.
Su presentación es bien tradicional: tapa suelta, sin espejo y con un cisne de goma espuma. Tiene una fragancia muy suave y agradable.
El polvo tiene una textura ultra fina, no se siente sobre la piel ni se ve pesada.
El tono que tengo es el 41 Medium Beige, y no tiene subtono naranja, sino tirando al amarillo. Hay otros 6 colores disponibles, algunos con un subtono más rosado.
Puede usarse sólo o al final del maquillaje. Usándolo solo, la cobertura
es media. Con base, tapa todo. La
duración del efecto mate es muy buena, diría que pasa unas buenas horas
(más de 2, casi 4) intacto.
No deja ni un solo
brillo en la piel. Aunque eso no quiere decir que su acabado sea opaco o
artificial, porque tiene un mínimo-infimo-y-microscópico shimmer, así la piel queda
luminosa y sin efecto denso o artificial.
El acabado es bien
natural, casi ni se nota que está ahí. Se ven alguno que otro mini brillo, pero quienes tienen piel grasa no lo van a notar. Aún reaplicando a lo largo del día, no se empasta.
En la foto de mi mano se puede ver el efecto aplicado con el cisne que trae: a la derecha hay polvo y a la izquierda nada. Matificó sin quedar pesado. Casi ni se nota que está, pero mejoró la textura de la piel porque no se ven poros ni imperfecciones.
Para las fanáticas de la piel iluminada, les recuerdo el truco que me enseñó Sergio Erasmo: hay que dejar la parte de los pómulos y el puente de la nariz sin polvo para aprovechar ese brillo natural de la piel (si tienen piel grasa o mixta, apliquen en los costados). El polvo se aplica sólo donde no quieran tener brillos.